sábado, 6 de julio de 2013

"La Cruz de las Mujeres", un romance de Heliodoro Ceballos Velasco

El pasado día 3, de acuerdo con el santoral católico, “fue mi santo”. Así se decía antes. El santo al que mis padres me ataron por vida, San Heliodoro, es de los más antiguos; anacoreta, estudioso, caritativo, claro está, y ,cómo no, obispo. En fin un modelo de los que entonces se llevaban.

Era también el santo de mi padre, Heliodoro Ceballos Velasco
El poeta, en
 su juventud
Estaba yo releyendo, en su recuerdo, algunos de sus poemas, cuando me he encontrado con la sorpresa de ver publicado en el quincenario Adarve (1) de Priego de Córdoba, la ciudad en que él nació, el romance titulado “La Cruz de las Mujeres”.

Con motivo de esta fecha significativa pensaba publicar otros versos, pero prefiero hoy dar a conocer aquí “la cruz de las mujeres” por ser uno de los últimos poemas que compuso.

El romance se basa en el trágico suceso , ocurrido en Priego de Córdoba, en el que dos mujeres mutuamente se dieron muerte, por amor a un mismo joven, y en cuyo recuerdo aún subsiste una sencilla cruz en el lugar en que, según la tradición, ocurrió el luctuoso hecho. 
Fue escrito en 1945 , para atender la petición de Juan Soca de que le enviara algunos versos, que serían incluidos en una antología (2) de poetas inéditos, que estaba preparando la editorial Gráficas Flora , y cuya coordinación él llevaba.



El romance tal como se publicó en el libro decía así:

La Cruz de las Mujeres

Entre verdes olivares
y en monte cercano a Priego
con su trágica leyenda
se yergue una cruz de yeso.
Manos piadosas encienden
diariamente el recuerdo
de dos tiernos corazones
que de amores se prendieron
en las redes del hechizo
de un mocito pinturero.
¡Es la cruz de las mujeres!
Historia de amor y celos.
Sendas navajas que, ansiosas,
en carne moza se hundieron
...
Era Rosa una morena
rival del sol y del fuego,
y era Consuelo una rubia
con ojos color de cielo,
tan blanca como un suspiro,
tan limpia como un lucero.
¡Y la rubia y la morena
eran orgullo de Priego!
Como alegres mariposas,
sus corazones ingenuos
por un apuesto galán
al unísono latieron
y en la pira del Amor
sus almas se derritieron.
Era el galán un buen mozo,
alegre y dicharachero.
Veinte abriles en sus ojos
y anillos mil en el pelo.
Simpaticón y gallardo
y, cual don Juan, mujeriego.
...
Entre verdes olivares
y en monte cercano a Priego,
retozón y cantarino,
corre alegre un arroyuelo,
que a las mujeres servía
de círculo y lavadero.
Quiso el Destino, señor
de lo malo y de lo bueno
que en aquella tarde azul
del azulado febrero
dejasen solas lavando
a la Rosa y la Consuelo.
Mientras lavaban calladas
¿que fatales pensamientos
cruzaban, huracanados,
por aquellos dos cerebros?
¡Pobres niñas caminantes
por amor hacia el infierno!
Indiferente, la tarde
lanzaba su adiós postrero,
y la noche, cautamente,
iba extendiendo sus velos.
En silencio, las muchachas
sus lindos cuerpos irguieron
y en sus ojos ¡tan hermosos!
brotaron odios y anhelos.
En sus diestras, bravamente,
las navajas relucieron..
y las linfas cristalinas
del cantarino arroyuelo
en sus encajes de plata
llevaron, como un trofeo,
la sangre tibia y ardiente
de dos que mueren de celos
...
Caminante, enamorado
de lo trágico y lo bello,
si vas por la carretera
que de Cabra llega a Priego,
no soslaye tu mirada
esa humilde cruz de yeso.
¡Que es la Cruz de las Mujeres!
Historia de amor y celos.
Dos navajas que brillaron
y en sangre moza se hundieron.
Heliodoro Ceballos Velasco
Alcalá de Henares 1945
........

Pero el texto original manuscrito, encontrado entre los papeles de mi padre, no coincide plenamente con el publicado. Puede ser interesante comparar ambos textos y enjuiciar el mayor o menor acierto en las correcciones o supresiones que llevó a cabo antes de la publicación. A continuación reproduzco el original, utilizando letras cursivas en aquellos versos que sufrieron variación, para facilitar el cotejo:



      Entre verdes olivares,
      y en monte cercano a Priego
      con su trágica leyenda
      existe una cruz de yeso
      Manos piadosas encienden
      diariamente el recuerdo
      de dos tiernos corazones
      que de amores se prendieron
      en el hechizo gitano
      de un mocito pinturero.
      ¡Es la Cruz de las Mujeres!
      ¡Historia de amor y celos!
      Dos navajas que brillaron
      y en carne moza se hundieron.

       Era Rosa una morena
       envidia del sol y el fuego,
       mar encrespado y oscuro
       era su mata de pelo
       que orgullosa, acariciaba
       su espalda de terciopelo;
       y sus ojos soñadores
       con endiablados reflejos
       como puñales de amor
       se clavaban en el pecho.

       Y era Consuelo una rubia
       con ojos color de cielo,
       tan blanca como un suspiro,
       tan limpia como un lucero.
       ¡Espumita de los ríos
       que en su alegre burbujeo
       llenaba los corazones
      de embriagadores deseos!

       Eran vecinas y amigas
       y nunca roce tuvieron.
       La rubita y la morena
       eran orgullo de Priego.
       pero el Destino, Señor
       de lo malo y de lo bueno,
       trocó la amistad sincera
       en intranquilos recelos.
       Fue la causa un mozalbete
       alegre y dicharachero,
       veinte abriles en sus ojos
       y anillos mil en el pelo.
       Simpático, enamorado,
       algo flamenco y parlero.
       Valiente como un Don Juan
       y cual don Juan mujeriego.

       Como tiernas mariposas
        sus corazones ingenuos
        por el apuesto galán
        al unísono latieron
        y en la pira del querer
        sus almas se derritieron.
      ¿A cuál él preferiría?
      ¿Cuál lograría su anhelo?
      ¿Tal vez Rosa la morena?
      ¿Tal vez la rubia Consuelo?
        Enigmáticas respuestas
        que en su peligroso juego
        el mocito iba dejando
        que las resolviera el tiempo,
        y orgulloso de su suerte
        con maña y refinamiento
        cada hora, cada día,
        iba, cobarde, tejiendo.

Entre verdes olivares
y en monte cercano a Priego,
retozón y cantarino,
corre alegre un arroyuelo,
que a las mujeres servía
de círculo y lavadero.
Quiso la suerte que rige
todo lo malo y lo bueno
que en aquella tarde azul
del azulado febrero
dejasen solas lavando
a la Rosa y la Consuelo.
Mientras lavaban calladas
¿qué fatales pensamientos
cruzaban, huracanados,
por aquellos dos cerebros?
¡Pobres niñas caminantes
por amor hacia el infierno!
Indiferente, la tarde
lanzaba su adiós postrero,
y la noche, cautamente,
iba extendiendo sus velos.
En silencio, las muchachas
sus lindos cuerpos irguieron
y en sus ojos ¡tan hermosos!
rayos de odio nacieron.
En sus diestras, bravamente,
las navajas relucieron..
y las linfas cristalinas
del cantarino arroyuelo
en sus encajes de plata
llevaron, como un trofeo,
la sangre tibia y ardiente
de dos que mueren de celos
...
Caminante, enamorado
de lo trágico y lo bello,
si vas por la carretera
que de Cabra llega a Priego,
no soslaye tu mirada
esa humilde cruz de yeso.
¡Que es la Cruz de las Mujeres!
Historia de amor y celos.
Dos navajas que brillaron
y en sangre moza se hundieron.


(1).- “Un romance y un relato sobre un mismo hecho. La cruz de las mujeres” , por Enrique Alcalá Ortiz, en “Adarve” Quincenario independiente. Priego de Córdoba. 1 de julio de 2013



(2).- “Más de 100 poetas inéditos. (Antología Española)”. 1946. Gráficas Flora. Cabra (Córdoba), Página 48 y ss.

lunes, 24 de junio de 2013

En memoria del Marques de Morante: ¿ Cómo era él?


Bien seguro estoy que no hay quien crea que llevo marcada en mi corazón, o donde se guarden los sentimientos más vividos, la fecha de la muerte de ese Marqués. De tanto hurgar en la vida de un personaje es cierto que se le toma cierto cariño, pero no lo suficiente para llorar su desaparición, máxime teniendo en cuenta que han pasado muchos años. Demasiados incluso para un muerto famoso.

Si se trae a colación la fecha de un fallecimiento, o es simplemente la excusa de quien lo hace, para dar publicidad a lo que tiene escrito sobre el difunto, o responde a un verdadero sentir de quien le tuvo afecto o por lo menos le quedó agradecido.

De estos últimos hay pocos y casi siempre de corta duración. En el caso de nuestro Marqués se dio una notable excepción. Éste dejó en su testamento la propiedad de dos casas, una en la calle Carretas, 35, y otra anexa a la misma con entrada por la calle Barcelona, 12, "a Adolfo Chabat y Puysegur a quien he criado y educado desde niño, por el cariño que le profeso". Este legatario, en cada aniversario y mientras vivió, nunca se olvidó de publicar una esquela recordatorio en la prensa del día, con la correspondiente encomienda de misas; obligación que luego heredaron sus hermanas y cumplieron por muchos años (1).

En el primer grupo, el de quienes buscan lectores, me debería incluir yo, si fuera mi intención encauzar al lector a mi blog  http://porlascallesdealcala.blogspot.com.es/2010/11/habiendo-fallecido-en-el-dia-de-ayer-el.html, para que allí leyera lo que en noviembre de 2010  escribí. Pero lo que pretendo es que les interese lo que hoy voy a contarles, que no va a versar sobre la trayectoria famosa del Marqués, sino sobre la persona escondida tras ese título.(2)

¿Cual era el aspecto físico de Joaquín Gómez de la Cortina?. No existe ningún retrato suyo. La única imagen que nos ha llegado pertenece al cuadro familiar, en el que, además de su madre (poco agraciada por cierto) y sus hermanos, vemos un escuálido niño de mirada franca, perdido en los brazos de su padre quien, vestido con sus mejores galas, le muestra un libro abierto.

Vistos desde la perspectiva actual puede aventurarse que esos escuetos trazos -niño, padre y libros- adelantaban aspectos importantes del futuro del Marqués.

Porque en verdad físicamente, una vez adulto, apenas se diferenció del niño aquel. Quienes le conocieron le describen "de pequeña estatura, de piel morena, muy delgado, con pómulos pronunciados y ojos muy vivos".

Por otra parte la vinculación, admiración y adoración hacia su padre llegó a ser casi patológica. Tras su fallecimiento conservó su corazón en una vasija de plata, que mandó que, a su muerte, se pusiera en su propio féretro. También fue noticia destacada el sarcófago de bronce que hizo construir para la sepultura de su padre (3).

Por último el amor a los libros fue algo consustancial a la vida del Marqués, demostrado no sólo por sus estudios y los grados universitarios obtenidos, sino sobre todo por la famosa y fabulosa biblioteca a cuya formación dedicó gran parte de su tiempo y de sus caudales.

Si volvemos al cuadro y observamos el conjunto vemos que estamos ante una familia de ricos hacendados mejicanos. En ese ambiente de niño rico y mimado, se formó la personalidad de nuestro Marqués, quien muchas veces en su vida dejará constancia de su sentimiento de superioridad y de su condición de acaudalado.

En su testamento ha quedado una muestra de paternalismo y al mismo tiempo del bajo concepto en que a veces tenía de los inferiores. Al disponer el legado de una renta vitalicia, "por la mucha lealtad y cariño con que siempre me ha servido en América, en el camino y aqui", a favor de su criado Marcos Vazquez, natural de Tedepango (Mejico), prohibe expresamente su capitalización “porque la experiencia me ha demostrado que los descendientes de la raza americana son poco o nada previsores; al contrario son gastadores y nunca piensan en el futuro”.

En las reuniones que cada tarde solía tener con un pequeño grupo de amigos, única distracción habitual, para discutir en latín sobre temas literarios y filológicos, no soportaba opiniones en contra de las suyas. Acostumbrado a hablar "ex cátedra" y en la seguridad de tener la infalibilidad científica, nunca se daba por vencido.

Su fortuna la gestionaba personalmente, con todo detalle; anotaba todos los días los ingresos y gastos, y controlaba escrupulosamente las facturas. Barbieri cuenta que un día encontró en una nota de la lavandera un error de un céntimo en contra suya, por lo que la reprendió con dureza y la hizo devolverselo; pero seguidamente le dio una gratificación. Fue muy caritativo con los pobres, generoso con los amigos, y siempre estaba dispuesto a colaborar con su dinero en cualquier labor social o de interés general. Eso sí, nunca permitía que alguien se arrogara el mérito de alguna buena obra cuando había sido él el benefactor. A este respecto hubo un episodio muy ilustrativo.

En julio de 1862 se produjo un accidente durante la construcción de la casa del Marqués en la calle Fuencarral, muriendo dos obreros. El aparejador y constructor de la obra publicó en la prensa (4) un párrafo "manifestando ser él, y no el Marqués de Morante, quien abona los jornales a las viudas, compadecido de la desgracia de aquellas infelices ha tenido ese rasgo de generosidad". Ofendido el Marqués le obligó a enviar al periódico una carta rectificativa, que llega a ser humillante (5):

"Señores redactores de La Iberia: Justísimamente indignado el Marqués de Morante por la nota por mi publicada, porque atacaba su nunca desmentida honradez, su caridad y su delicadeza, debo declarar que yo soy el autor de dicho párrafo, que todo él es falso, y que sólo pude ponerlo en un momento de alucinación y vanidad. He pedido perdón al Marqués, y me lo otorgó al momento, con la expresa condición de reparar ante el público la ofensa que le hice"

El carácter del Marqués, malhumorado y susceptible, se agrió aun más con los años por su creciente sordera y su catarro crónico. Lejos de su madre y hermanas desde muy pequeño, careció de afectos familiares, con la salvedad de su devoción paterna. A la hora de hacer testamento dejó muy clara su desvinculación con cualquier familiar: "Excluyo y aparto expresamente a mis hermanos, a mis sobrinos carnales y a todos mis demás parientes, próximos y remotos, de consanguinidad y de afinidad, sin excepción alguna; porque no quiero que tengan ni aún la más ligera e insignificante intervención en mi persona y bienes”

La vida amorosa del Marqués está por descubrir. Probablemente no existió y se amó sólo a sí .mismo, sublimando la líbido con su amor a los libros. Murió soltero. Lo deja claro, de modo rotundo,, en su testamento: "Declaro que soy soltero y que no he tenido ni tengo compromiso alguno, ni celebrado esponsales de futuro, y por consiguiente carezco de descendencia legítima e ilegítima, sin que nadie pueda titularse hijo mio natural".

Las mujeres nunca formaron parte de su vida; jamás mostró interés por el bello sexo e incluso evitaba su presencia. A veces le asalta a uno la duda sobre su posible tendencia homosexual, a la vista de tan exacerbada misoginia, de la desmesurada fijación en la figura de su padre, y sobre todo al ver que los principales beneficiarios de su herencia son dos jóvenes sin vinculo familiar con él.

Barbieri, a quien también llama la atención su despegue de las mujeres, se pregunta si la explicación pudiera estar en algún sentimiento oculto o en algún fracaso en la juventud; pero deja sentado que el Marqués fue un buen seguidor de Epicuro. Su amigo Mesonero Romanos en la Epístola en romance (6) que dirige al Marqués, en contestación a la que él le envió en latín, le imagina divirtiéndose por Bilbao con alguna chavala bonita:

                    "Divierta tus pensamientos
                    el clásico chacolí,
                    o alguna escacha polita
                    de las que andan por ahí
                    con la trenza a la cintura
                    y la toca en lazos mil,
                    capaces por su prosodia
                   vasco-hispano-codorniz
                   de hacer perder los estribos
                   al que triunfó en San Quintín"

Cuando se produjo este cruce de cartas el Marqués estaba en el país vasco, de regreso de su segundo y último viaje a París. No era muy viajero, solo había estado antes en París y Londres en 1842, con motivo de su marcha a Méjico para la partición de la herencia de su padre. Su vida era muy ordenada y regular. Se levantaba antes de la salida del sol, paseaba poco y era raro encontrarle fuera de casa una vez entrada la noche. Nunca iba al teatro ni a ninguna diversión nocturna. A la tarde en reuniones de amigos se organizaban partidas de cartas. El Marques era muy bueno al tresillo y al revesino, y además la suerte solía acompañarle. Si acaso perdía, se enfadaba no por otra cosa que porque no podía admitir que su buena estrella se apagara  lo más mínimo.

Respecto a la alimentación era de gustos sencillos, bebía solo un poco de vino y jamas probaba licores ni tomaba café o té. Tampoco fumaba. Su forma de vestir era también sencilla y nunca se hubiera podido adivinar por su exterior ni su rango ni su riqueza.

El 26 de junio de 1868 sus restos fueron depositados junto a su padre en el sarcófago de bronce que en vida mandó construir, en la iglesia de Salarzón. Allí yace bajo la inscripción que su intimo amigo Victoriano Mariño redactó y que resume con elocuente sencillez la vida del difunto:

============ ==============================

(1).- Todavía el 20 de junio de 1919 podía leerse en el periódico El Sol la siguiente nota social: "Hoy se cumple el 51 aniversario del excelentísimo señor D. Joaquín Gómez de la Cortina, marqués de Morante. Todas las misas que se oelebren hoy en la parroquia de San Sebastián, en el altar de la Virgen de la Blanca, desde las nueve en adelante, serán aplicadas por el alma de dicho señor y por la de Don Adolfo Chabat, que falleció el 13 de diciembre de 1893 ".

(2).- Para esta aproximación personal ha sido de gran ayuda la "Notice biographique sur D.J. Gomez de la Cortina Marquis de Morante, ancien Recteur de l'Université de Madrid, Senateur du Royaume d'Espagne, par M. Fr. Asenjo Barbieri".-París.- Librairie de Firmin Didot Freres, Fils et C. -1879. - Tiene este resume biográfico el valor añadido de haber sido redactado por Barbieri con las informaciones directas de Victoriano Mariño, el mejor amigo del Marqués desde su juventud.

(3).- Hay una descripción detallada en la página 3, del periódico del partido liberal El Clamor Público, de 29 de agosto de 1855, con alabanzas para los artesanos Joaquín Dominguez, y Vidal, herrero y cerrajero, que fueron sus autores. Este Dominguez fue también el costructor de las puertas de la Universidad Central de la calle San Bernardo

(4).- "La Iberia", de 25 de septiembre de 1862, página 3.

(5),. "La Iberia", de 27 de septiembre de 1862, pag. 3

(6).- "Epístola en romance en contestación a otra en latín que me dirigió desde Bilbao mi buen amigo el excelentísimo señor don Joaquín Gómez de la Cortina, Marqués de Morante. Madrid 20 de agosto de 1848", dentro de "Tipos y caracteres: bocetos de cuadros de costumbres (1843 a 1862)" por El Curioso Parlante. Madrid. 1881.

martes, 4 de junio de 2013

Camino y Vives: Dos apellidos muy marciales


Casa Calle Nebrija donde vivió el Brigadier Camino
Cuando, en agosto de 1888, el brigadier Teodoro Camino se une a los promotores del Salón Cervantes, acaba de pasar a la reserva, por lo que, libre ya de obligaciones militares, puede participar en la vida social e inquietudes de la ciudad en la que reside; concretamente tenía su domicilio en la casa del número seis de la calle de Nebrija, señalada  hoy con el número 8 (1).
Su último destino, si pasamos por alto la fugaz jefatura de la Brigada de las Provincias Vascongadas, fue el de Gobernador Militar de Melilla. En los pocos meses que estuvo allí su responsabilidad más engorrosa fue la de tener como prisionero al General Manuel Villacampa.

Este General, destacado dentro de la Guardia Civil, entre otras acciones, por su eficaz persecución del bandolerismo andaluz, había sido el principal protagonista de la sublevación republicana de septiembre de 1886, la última de las del siglo XIX. Frente a las vacilaciones y contradicciones de otros conjurados, el día 17, puso en marcha el levantamiento previsto en favor de la República, y a pesar de comprobar el escaso seguimiento de las fuerzas comprometidas en la capital, en cumplimiento de su palabra dada, siguió adelante con la esperanza de lograr el apoyo de las tropas de Alcalá. Pero esto no se pudo hacer realidad; precisamente la intervención de Esteban Azaña, padre de quien sería Presidente de la II República, fue decisiva en la negativa de dichas fuerzas a participar en la sublevación; como señal de reconocimiento, la Regente María Cristina le ofreció el título de Conde de Zulema, que no aceptó, influido especialmente por la opinión de su padre.

El general Villacampa, tras su detención, fue condenado a muerte, pena conmutada luego por la de cadena perpetua, pena que estaba cumpliendo en Melilla en el tiempo que el brigadier Teodoro Camino estuvo de Gobernador Militar de dicha Plaza. La prensa próxima a las posiciones republicanas, en su campaña a favor de un mejor trato a su correligionario, fue a veces dura con el Brigadier. Así El País de 18 de julio de 1887, fecha en la que ya Teodoro Camino había dejado de ser Gobernador de Melilla, criticaba su actuación con estas palabras:

"Cuanto dijéramos aquí para expresar la dureza de tratamientos que con él se ha empleado, sería pálido y ya ineficaz por otra parte. Su guardián, el brigadier Camino, hizo presa en el heroico prisionero, con saña igual á la empleada por Hudsson Love oon el desterrado de Santa Elena. ¡Y ciertamente que ni por su falta, dado que la haya cometido, ni por su edad y su posición social, merece semejante crueldad nuestro infortunado amigo!"

Teodoro Camino y Alcobendas había nacido en Azuqueca de Henares el 26 de marzo de 1826. Perteneciente al arma de Caballería se incorporó a la Guardia Civil al poco tiempo de su fundación. Fue notable su actuación en la campaña de África de 1860. El 4 de febrero en la histórica batalla de la toma del campo atrincherado frente a Tetuan, al frente de sus guardias civiles y a las órdenes del General Prim, luchó tan bravamente que fue ascendido a capitán.

 En la batalla de Wad-Ras, el 24 del mismo mes cargó hasta doce veces, al frente del escuadrón de caballería de la Guardia Civil, contra un enemigo superior en número, por lo que se le concedió allí mismo el empleo de comandante. Pedro Antonio de Alarcón, al narrar la marcha del General Echague con ocho batallones desde el Serrallo a Tetuan, le dedicó un elogioso párrafo (2):

"A las seis estaba todo el mundo en marcha,después de haber almorzado.
Iba de práctico el bizarrísimo comandante de la Guardia Civil,don Teodoro Camino,de quien me atrevo á asegurar que es el oficial nuestro que mas enemigos ha matado por su mano en esta guerra."

Su ascenso a teniente coronel lo obtuvo gracias a su comportamiento, precisamente, frente al General Prim. Éste, el 2 de enero de 1866. había sublevado en Villarejo de Salvanés los Regimientos de Caballería de Calatrava y Bailén. El movimiento no triunfó y Prim tuvo que huir hacia Portugal, aunque con cierta tranquilidad. La insurrección se dio por concluida el día 20, cuando Prim y sus acompañantes entraron en Portugal, después de haber entregado los caballos, armas y equipaje al alcalde de Encinasola. La Real Orden de 27 de enero reconocía estos hechos, al explicitar que premiaba "los distinguidos servicios que prestó en el enfrentamiento tenido con la retaguardia de los sublevados de Bailén y Calatrava, y de la actividad y perseverancia con que los ha perseguido hasta su entrada en Portugal".

El ascenso a Brigadier se le concedió, el 21 de septiembre de 1876, también por méritos distinguidos, contraídos en la campaña de la isla de Cuba

Estuvo casado con Faustina Molina Cubillo y de este matrimonio nacieron siete hijos: Eloy, Pilar, Teodoro, Miguel, María, Inocencia y Dolores. Murió el 13 de febrero de 1889 a los 62 años de edad. Sus tres hijos varones fueron militares en diversas Armas.

De ellos quien logró cierta notoriedad fue Teodoro. Había nacido el 23 de enero de 1858 en Alcalá de Henares, donde residían sus padres pues por entonces su padre era el comandante de puesto de la Guardia Civil de Torrejón. Después de salir de la Academia de Infantería su principal destino fue en Albacete como ayudante de su padre, quien desde 1882 a 1886 estuvo de Gobernador Militar en esa provincia. Allí debió dejar buen recuerdo, al parecer y sobre todo por su comportamiento durante la epidemia de cólera de 1885, ya que el Ayuntamiento de Albacete puso su nombre a una calle de la ciudad. Participó en la campaña de África de 1913 sirviendo en el Regimiento Wad-Ras, donde fue herido. Terminó su vida militar en Guadalajara donde murió el 2 de agosto de 1915.

Por hoy lo dejo. Para una próxima entrada queda el dar alguna noticia de su yerno Pedro Vives y de la unión de los dos apellidos.

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(1).- Esta casa la compró su mujer Faustina Molina y Cubillo a Don Juan Palero y Harmunguía el 18 de octubre de 1887, ante el notario Gregorio Azaña.

(2).- Capitulo LIX de "Diario de un testigo de la Guerra de África"- Gaspar y Roig Editores, Madrid, página 270.


miércoles, 22 de mayo de 2013

La sociedad de condueños constructora del Salón Cervantes

Pedro P. Hinojos, en un bien informado artículo publicado en el Diario de Alcalá conmemoró el 125 aniversario del Teatro Salón Cervantes, el cine "grande" que se decía en mi época en contraposición al "pequeño" de la Plaza. Su lectura me hizo recordar que, entre mis viejos papeles, tenía algunos datos sobre la construcción de dicho teatro que podrían ser de interés.

El actual Teatro Salón Cervantes se asienta en una porción de la finca que fue de los Religiosos Capuchinos, que comprendía el edificio que fue Convento en su calle de Santiago, sin número, con vuelta a la de la Tahona, más su huerta, noria y corrales; toda de una superficie de 4.242,11 metros cuadrados.

Dentro del proceso de desamortización promovido por Mendizabal y en virtud del Real-Decreto de 19 de febrero de 1836, este convento salió a subasta pública, siendo rematado a Don Manuel Ángel Zurdo, vecino de Madrid, a cuyo favor se adjudicó por escritura ante el notario de Madrid Don Jacinto Gaona y Loeches el 3 de junio de 1843. Al fallecimiento de éste la propiedad de esta finca pasó a Don Manuel de Andoaga y Megía, quien la cedió posteriormente a Don Manuel Vicente Muguiro y Don Rafael Muguiro. A la muerte de éste último se adjudicó su mitad a Doña Micaela Gallo de Muguiro.

El 30 de noviembre de 1884 ambos propietarios, Don Manuel Vicente Muguiro y Doña Micaela Gallo, vendieron la referida finca, por 25.000 pesetas, a Don Félix Huerta y Huerta, industrial, y a Don Nicolás Fernández de las Heras, maestro alarife, quienes la adquirieron por mitad y pro indiviso. En aquellas fechas lindaba, por izquierda entrando con calle de Cervantes, antes de la Tahona, derecha casa de Don Manuel Guillen y Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia, vulgo de Antezana, y espalda casa de Doña Fabiana Calzada, Don Ramón Betder y Don Miguel Ángel Gallo Muguiro que anteriormente fue de Don Miguel Mariano Gallo de Alcántara..

Un grupo de notables alcalaínos asumieron la idea, al parecer promovida por Don Félix Huerta, de construir un nuevo teatro en esos terrenos. Los catorce promotores del Salón Cervantes fueron:

               Félix Huerta y Huerta
               Bernabé Estevez y Genovés, propietario
               Juan Goncer y Pérez Juana, comisario de guerra
               Silvestre Sánchez San Román, comerciante
               Ricardo Urrutia Onaldía,
               Martín Málaga Melero, vidriero
               Jose´Gerónimo Moreno y Molina, comerciante
               Manuel José de Laredo y Ordoño, Pintor de Historia
               Francisco Minguez Frutos, cerero
               Vicente Saldaña Goyoaga, comerciante de ferretería
               Cipriano Grima Manglano, propietario
               Teodoro Camino Alcobendas, brigadier del Ejercito,
               Gabino Frutos Gonzalez, maestro sastre, y
               Antonio Pérez Más, confiteroy propietario

Para ello, conjuntamente compraron a Don Félix Huerta y a Don Nicolás Fernández un solar segregado del antiguo Convento de Capuchinos de 1.015 metros y 38 centímetros cuadrados, con fachada principal a la calle Cervantes, lateral derecha a calle Santiago, lateral izquierda casa de Don Manuel Maruri y terrenos que se reservan los vendedores, y por la espalda terrenos que también se reservan estos mismos.

La compraventa se formalizó ante el notario Don Gregorio Azaña el 25 de agosto de 1888,y el precio de la misma se fijó en 15.604,50 pesetas, correspondiendo a cada uno de los catorce condueños una parte alícuota de 1.114,60 pesetas; en ese momento se entregan 14.489,90 pesetas; las 1.114,60 restantes se dan por recibidas al reservarse el Sr. Huerta una porción para sí. La operación fue financiada por los Señores Estevez, Goncer, Sanchez, Huerta, Urrutia y Málaga, quienes anticiparon el importe a pagar por la compra.

Este préstamo devengaría un interés del 6% semestral y tendría que solventarse en el plazo de cinco años, mediante los productos que, en los cuatro primeros años, se obtuvieran de las nuevas edificaciones que se hicieran en el solar, y si no fueran suficientes el quinto año se haría el reparto o dividendo pasivo que pudiera corresponder a cada condueño deudor. Además como garantía se pacta una hipoteca voluntaria a favor de los señores Estevez, Goncer, Sanchez, Urrutia, Huerta y Málaga.

Sobre el solar edificaron los condueños un local destinado a teatro compuesto tan sólo de planta baja y ocupando todo el solar, dotado de los utensilios, aparatos, maquinaria y decoraciones necesarias para su explotación.

Los resultados de esta sociedad parece que fueron fructíferos al menos en los primeros años de su funcionamiento. Por la testamentaría de doña Concepción Azaña, viuda del condueño don José Gerónimo Moreno, sabemos que la participación de dicho señor, que inicialmente era de 1.114,60 pesetas, cuando fallece en 1.898, ya era valorada en 7.000 pesetas, y en 1.903, al fallecimiento de su viuda, el valor de esta participación se elevaba a 10.253 pesetas según la última liquidación hecha por la “Sociedad Salón Cervantes” por razón de utilidades no entregadas.

Y después, ¿qué fue de esta Sociedad? Sería interesante conocer sus vicisitudes hasta su extinción.




lunes, 29 de abril de 2013

La finca de La Esgarabita y el Marqués de Morante


Ya que, con motivo del "botellón" a la antigua usanza que celebraron Goya y sus amigos, he traído aquí a colación a La Esgarabita, voy a seguir dando algunos datos más sobre esta importante finca agrícola. Así era descrita a mediados del siglo XIX: " hacienda titulada de la Esgarabita, sita á poco mas de un kilómetro de la ciudad de Alcalá do Henares, provincia de Madrid, que consta de huerta regada por el Henares, con derecho á la pesca; de árboles frutales, de alameda, casa habitación y de labor, de oratorio, un gran palomar muy poblado y de una fábrica de harinas. Toda la finca se halla cercada" (1).
La Esgarabita

Estuvo en poder de la familia Berda desde 1773 en que la adquirió Pedro Berda hasta el 20 de julio de 1822, fecha en la que los hijos de éste, Pedro y Casimiro, la vendieron a Don Vicente Gómez de la Cortina y Salceda, Conde de la Cortina, según escritura otorgada ante el escribano Esteban Azaña. Era Conde pero Conde consorte, ya que la detentadora del título era su mujer, Maria Ana Gómez de la Cortina y Gómez.

Nacido en Salarzón (Cantabria) en 1765, muy joven marchó a Méjico, reclamado por su tío Servando Gómez de la Cortina, primer Conde de la Cortina y poseedor de las Haciendas de San Francisco de Tlahuelilpan (2) y Santa Bárbara. Fue su hombre de confianza y en 1795 casó con su única hija Maria Ana, prima hermana de él y catorce años más joven.
El Conde de la Cortina con sus hijos Mariano y Joaquín

Durante el proceso por la independencia, siempre estuvo del lado de los que querían seguir manteniendo cierta vinculación con la Monarquía española. Muy arraigado en Méjico, no por ello dejaba de sentirse español. En aquellos años fueron famosos los "Dragones de Tlahuelilpan" que, bajo el mando del administrador de su hacienda, Vicente Fernández, defendieron eficazmente los intereses españoles (3).

Consumada la independencia se vio obligado a abandonar Méjico (4). A finales de 1821 llegó a España donde residían sus tres hijos varones, José Justo, Mariano y Joaquín, a los que, años atrás, había enviado allí a estudiar. En Méjico permanecieron su mujer y las dos hijas, Maria Jesús y Loreto.

Apenas unos meses después de su llegada adquiere La Esgarabita, finca cuya extensión amplió con la compra de dos tierras colindantes. en febrero y en abril de 1840. Su afán inversor en esta zona le llevó a la adquisición de la finca denominada "Miralcampo" dentro del término de Azuqueca de Henares; en ella, en los terrrenos próximos a la carretera Real de Aragón, construyó un establecimiento que se ha conocido muchos años como Parador del Conde de la Cortina, parada habitual de las diligencias de viajeros.

A su muerte, ocurrida el 3 de abril de 1842, esta finca de La Esgarabita junto con la de Miralcampo se adjudican a su hijo Joaquín ( quien años más tarde sería el Marqués de Morante), como parte de su cuota hereditaria. Así se la describe:

La Esgaravita, posesión sita a dos kilómetros de Alcalá en la margen derecha del río Henares. Linda, al norte con la cañada, al este con la presa del río y la posesión “La Oruga” , al sur con esta posesión y la orilla izquierda del río, y al oeste con la propiedad denominada “El Val”. Se compone de presa, cerca, jardinillo, casa administración y dependencias, molino, cocheras y demás. Su recinto, incluso el río Henares, es de 35 hectáreas, 86 áreas y 26 metros cuadrados. La parte urbana tiene 5.067 metros cuadrados."

Muy pronto el Marqués de Morante se desprende de la posesión de Miralcampo. La vende el catorce de octubre de 1847. Por el contrario La Esgarabita permanecerá en su poder hasta su fallecimiento en 1868.

Allí había convivido con su padre a quien profesaba un amor casi enfermizo, allí disfrutó las fiestas que éste organizaba, en su honor, cada vez que superaba algún Grado universitario u obtenía algún premio por su aprovechamiento en la Universidad de Alcalá (5). Allí, alejado de su madre desde muy pequeño, tuvo el cariño de una mujer, Prudencia Gimenez, la cocinera de La Esgarabita, la única fémina a la que el Marques, profundamente misógino, recordaría en su testamento con afecto, dejándole un sustancioso legado.


Los Condes de la Cortina y sus cinco hijos

Para seguir de cerca la marcha de esta hacienda, compró en octubre de 1844 el antiguo Hospital de estudiantes sito en La Plazuela de Santiago, convirtiéndolo en su casa palacio. En los últimos años de su vida tuvo que salir en defensa de sus derechos sobre las aguas del Henares. Ante el peligro que, para la subsistencia de la finca, podría derivarse de la construcción del Canal del Henares, planteó un interdicto de obra nueva, destinado a parar las obras del mismo en el sitio llamado El Marañal, término de Humanes. El Juez de primera instancia de Tamajón, precisamente el alcalaíno Quintin Azaña (6), desechó de plano tal interdicto, el 25/6/1864. Con objeto de rebatir los argumentos del Juez, redactó el Marqués un documento, extenso y bien fundamentado, que para conocimiento general publicó el mismo año de 1864 .

La única intervención conocida en las discusiones del Senado fue precisamente por este mismo tema. En la sesión de 6/6/1865, el senador Bermudez de Castro exponía:

"Respecto del río Henares hay una circunstancia y es que se ha suscitado una grande oposición. La concesión está hecha solamente por los sobrantes que haya de las aguas, y esos sobrantes, según opinión de personas que tienen fincas y tierras de riego, propietarias ribereñas del río, son nulos en los meses del estío, y sé que se disputan por una serie de personas, entre ellas el Marqués de Morante, que tiene pendientes grandes cuestiones acerca de la propiedad de las aguas, que viene poseyendo por título de dominio de trescientos años de fecha".

El Marqués intervino luego brevemente para defender una enmienda consistente en que se añadiera el siguiente párrafo: "pero dejando a salvo el derecho de propiedad, el derecho de posesión, y sin perjuicio de tercero". Bueno, tan brevemente que no pudo explayarse mucho, pues se sintió indispuesto : "El mal estado de mi salud no me permite continuar, y por consiguiente he concluido"

El Marqués fallece el 19 de junio de 1868 (7) y unos días antes, el 16 de abril, expresaba en su testamento su preocupación por el futuro de esta finca: "la Esgarabita es hacienda de muy difícil manejo, y más ahora con el Canal del Henares".

Sus disposiciones testamentarias sobre esta finca quedan para otro día.


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(1).-En el periódico La correspondencia de España, del 23 de febrero de 1869

(2).- Tlauelilpan significa, en nauatl "lugar donde se riegan las tierras" y se encuentra en el valle del Mexquital del estado de Hidalgo. La hacienda de San Francisco fue propiedad de la familia Moctezuma, descendientes del último emperador azteca. Durante el periodo colonial cambió de dueños, y a finales del siglo XVIII y principios del XIX lo poseía el Conde de la Cortina, quien le puso el nombre de San Servando. Con más de 300 peones y casi 400 hectáreas de terreno dedicaba sus actividades a la agricultura, ganadería, herrería, talabartería, carrocería y carpintería.
Hoy sus terrenos los ocupa la Escuela Superior de Tlauelilpan de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, de cuya página en la red procede la anterior información.

(3).-Véase página 409, en capitulo VI de la Parte Primera, Tomo II, de "Historia de Méjico", de Lucas Alamán, Méjico,1850.
El documento nº 17 del Apéndice a éste Tomo detalla los"Servicios hechos al gobierno español por la casa del conde de la Cortina", y en el que también se especifican las diversas acciones llevadas a cabo por sus sirvientes armados a que se hacía referencia en la citada página 409.
Cuando en 1848 la Reina Isabel II concede a su hijo Joaquín el título de Marqués de Morante, expresamente se justifica tal concesión "teniendo en cuenta los servicios prestados por vuestro difunto padre don Vicente Gómez de la Cortina, Conde de la Cortina".

(4).- Vid. página 369 del capítulo I del libro Segundo de la Parte Segunda, Tomo V- Méjico. 1852. Lucas Alamán narra la evasión del Conde en octubre de 1821. Acompañado solo de un ayudante y algunos criados salió de su hacienda hacia Tuxpan para desde allí embarcar para Veracruz. Descubierto por el alcalde de este lugar, se libró de su detención escapando oculto en una caja que su ayudante, por medio de una canoa, llevó hasta un pequeño buque fletado para llevarle a Veracruz.

(5).- El conocido músico y notable bibliófilo Francisco Asenjo Barbieri da cuenta de ello en su "Notice biographique sur D.J. Gómez de la Cortina, Marquis de Morante, ancien Recteur de l' Université de Madrid ,Senateur du Royaume d'Espagne". París, Librairie de Firmin Didot Freres, Fils et C..- 1872:
"Durante los estudios de Don Joaquín en la Universtas Complutensis de Alcalá de Henares, su padre, que vivía casi siempre en una de sus casas de campo, llamada La Esgarabita, en los alrededores de Alcalá, estaba pendiente del progreso de su hijo y atendía a sus necesidades con gran generosidad; en Alcalá aún queda el recuerdo del extraordinario boato y la ostentación con que se celebraban los grados académicos de Don Joaquín".

(6).-Quintin Azaña fue tío abuelo de Manuel Azaña y suegro de José Gerónimo Moreno, que fue el siguiente dueño de La Esgarabita y quien, junto a su segunda mujer, Concepción Azaña Garrido, compró y habitó la Casa Palacio del Marqués en la hoy Plaza de Atilano Casado .

(7).- En relación con su muerte hay dos entradas, de noviembre del 2010 , en este sitio:
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